viernes, 17 de junio de 2011

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Donelestrum, al joven vendedor de techos: "A ti, joven, se te ha otorgado el don de los ríos, de los ecos y de los pájaros. Tu labor será el de ser una tempestad de sonido que choque contra lo que se encuentre en su camino y regrese al oído del hablante, ya sea este un ser terreno o un dios. Pero te advierto: sufrirás mucho, ya que, recuerda, sin voz no hay eco. ¡Que tus manos se conviertan en balanzas!"

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