viernes, 17 de diciembre de 2010

Le dijo adiós al escarabajo. El muchacho solo atinó a escribir en su lápida un escueto "0-3", que hasta ahora nadie logra descifrar. Caminó con linealidad hacia el más profundo aburrimiento, sin saber que minutos más tarde recibiría la sanción más dificíl que recibiría en toda su vida. No se había preparado para ella y para la nueva forma de vida que tendría de aquí en adelante. Se puso a pensar en cada expectativa que revoloteaba por su mente, abrió su cajón y no encontró su ID, o tal vez los encontró todos. Luego de un rato se quedó dormido, para que después la luz lo despierte de un ayer nuevo. Sin techo, buscó el cambio y sin saber si tenía el merecimiento o no, contra todo pronostico, trepó hacia su subconciente. En una caminata hacia su tráquea, no encontró más que un hombrecillo, cuya cultura lo sorprendió y dejó absorto. El muchacho tenía una mezcla de sensaciones, caras y colores. Solía hacer dupla perfecta con su otro-yo, pero desde que presionó la tecla importante, tan sólo le queda afrontar la dura prueba del "Día de la Estrella", el cual solo sucede 1 vez cada 2 años. Está temeroso, y razones no le faltan. Pero, por si falla, su reemplazo ya está esperando en la puerta -ciertamente, esto último no lo hace sentir feliz-.