lunes, 29 de marzo de 2010

Crítica a la balada de Nodmannder

Muchos hemos oído hablar del estilo elphisteniano, pues bien, sería un horror más que un error considerarlo dentro del género lírico.
Un género plagado de subjetivismos y de arbitrariedades, no podría contener a un estilo más bien arrogante y cargado de sarcasmo.
Al no poder encasillarlo en el género antes nombrado, este estilo tuvo que ser reinventado, naciendo así el kausstesiano, al cual pertenecen casi todas las baladas del norte de Cykrus.
En contexto, las 56 estrofas obligatorias de este tipo de baladas la hacen cautivadora para los eruditos, pero, no están acorde a las revoluciones modernas, en donde se pide a modo de "mínimo", unas 71 estrofas.
La balada de Nodmannder, de la cual se cuenta fue impulsada por los satánicos y magos paganos del norte de Cykrus, es pues una suerte de burocratización del estilo, convirtiéndose así en puente para conocerse la historia del continente eslovenio.
(continuará)

lunes, 22 de marzo de 2010

El destino también pone pretextos


Estaba el individuo andando a quien sabe donde, yendo a solo Dios sabe y mirando a no se quien.
Su caminata era melancólica y estaba rodeada de cabañas de cemento y de seres humanos apurados.

Al no conocer a nadie y a la vez conocer a todos, el individuo tuvo la sensación de estar siendo vigilado por algún alma en pena, algún ladrón de ilusiones. Por unos momentos esa idea estuvo rondando por su congestionada mente, pero luego la olvidaría, como todas las promesas que hizo.

En medio de su extraño andar, se encontró con el adivino. Este, al verlo, lo tomó de la mano y sin más le dijo: "arribarás a los bosques del norte, te cautivarás con los grandes templos antiguos, leerás un libro en la tierra del lobo y hasta te asombrarás con los majestuosos trigales del sur, pero todo para que al final te des cuenta de que tu objetivo estuvo ahí, al inicio de tus pasos".

Luego de decir estas enigmáticas palabras, el anciano dio tres palmadas y desapareció como el polvo al ser sacudido. El individuo, por su parte, continuó su camino.