miércoles, 29 de junio de 2011

4

"Saberlo todo es el ideal, la razón.
Mas hay un único obstáculo,
que es que es imposible saberlo todo.
De eso no me había percatado sino hasta ahora"
Dijo el recolector de pinturas.

3

Prirronio y Donelestrum caminaban por la senda. En eso, el señor de los Lapeños; es decir, Prirronio; tropezó con una libélula, quien le preguntó el porqué de ese afán de transmitir conocimientos a un mundo que ya lo sabe todo. Prirronio no respondió, pero Donelestrum dijo en su lugar:
"¿Tú que buscas? pues te diré lo que busco yo. Yo busco dar media vuelta y oír la eternidad consumir las almas de los necios de espíritu, mientras llevo conmigo a una raza de hombres superdotados.
¿Tú que buscas? yo veo crecer las rupias y pienso, observo y río con la vanidad humana y por su falso altruismo, pero en todo eso busco que se junte el estafador y el estadado.
¿Tú que buscas? pues yo busco a usted."

Prirronio lloró, mientras que Donelestrum quedó hinchado de orgullo.

viernes, 17 de junio de 2011

2

Donelestrum, al joven vendedor de techos: "A ti, joven, se te ha otorgado el don de los ríos, de los ecos y de los pájaros. Tu labor será el de ser una tempestad de sonido que choque contra lo que se encuentre en su camino y regrese al oído del hablante, ya sea este un ser terreno o un dios. Pero te advierto: sufrirás mucho, ya que, recuerda, sin voz no hay eco. ¡Que tus manos se conviertan en balanzas!"

jueves, 16 de junio de 2011

1

... y entonces el sabio Prirronio susurró en el oído al ciego: "¿Buscas la manera de poder ver sin ojos, de poder hablar sin mover los labios y de poder entender sin oír?... pues te voy a dar un camino, un atajo, un aviso... que es que debes saber que aquí nadie es especial... sí, 'somos diferentes' podrán decir algunos, pero no dejamos de ser iguales: somos igual de diferentes ¡Oh! ¡Valientes los que se atrevan a romper el muro!"... y se fue por donde vino, hacia el pueblo de Nueva Pickerdam.

martes, 7 de junio de 2011

P y P.

Profectum y Prirody se encontraron luego de casi 40 años en ese mismo lugar donde se vieron por última vez. Cada uno de ellos se encontraba tan enajenado, que la comunicación fluida era casi imposible.
Cada uno le ofreció al otro cosas que este otro no poseía, pero ambos lo rechazaron.
Profectum fue levitando hasta el patio trasero, y se echó en la hamaca a descansar. Prirody avanzó unos pasos con sus acostumbrados zapatos de cemento, para luego quedarse quieto.
El encuentro fue tenso y poco productivo. El baño de sangre parecía inminente.