sábado, 24 de octubre de 2009

Perdonen siete veces siete a Sietemesino - I

(AVISO: Esta cruel historia deberá leerse al revés, tal vez en un vago intento del autor por hacer que el tiempo regrese por donde vino.)

Esta historia continuará...

7:15 PM. Sietemesino salió de la tienda feliz, pero pronto todo se le vino abajo al ver en las noticias que su golfista favorito había sido asesinado, al igual que sus sueños, al igual que sus deseos, sus ganas, que su todo. En ella, el muchacho se consoló comprándose una bola de golf. Era tal su tristeza que ni corto ni perezoso emprendió su viaje a la tienda deportiva. La chica lo había dejado mal, sin aliento y sin un sol en los bolsillos. Pobre de él. El encuentro lo dejó moribundo y el sabía que tal remontada no era obra sino de un Dios malévolo, de la mala suerte, de su estupidez, de su inexperiencia, de todo. Sabía que ese día su vida se partiría en dos y al final se cumplió la lógica. Salió de ese lugar casi como huyendo, viendo a cada rato su reloj esperando a que se acaben las horas, el día, su vida. "Ya la fregué", pensó. Razones no le faltaban, pues realmente la había fregado. 6:00 PM. Leyendo un libro sobre que hacer con su vida, pronto se haría una idea sobre que hacer, y bostezando como quien sale de un sueño todo sucedió en frente de sus virginales ojos que daban cuenta de un espectáculo, del cual su débil alma era el actor principal. El vil payaso era el espectador de lujo, ese que se gana la vida haciéndose el tonto y que incluso salió en la televisión.
Sietemesino llegó a su meridiano de Greenwich, ese donde su vida empezaría de cero, o tal vez de -1. Agarró su librito para hacer hora y releía los párrafos que no entendía para ver exactamente que querían decir. Su sudor invadía su rostro y el sentimiento de moral exaltada se confundía con su sensación de que todo estaba a punto de irse a la mierda.
Salió de su casa, ni siquiera se despidió de su mamá, esa que trabajó día y noche para comprarle la casaca de cuero que el tanto quería, y que ahora estaba usando.
Antes de salir vio un partido de golf, su gran pasión, y su jugador favorito iba perdiendo, tal vez un presagio de lo que pasaría luego.
Sietemesino se levantó de la cama, se cepilló y se encomendó a Dios, uno de los únicos que conocían su historia y no lo recriminaban.

1 comentario:

  1. CRUEL HISTORIA (:
    SIETEMESINO (L)
    creo qe también lo qiero, por alguna extraña razón ..

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