viernes, 30 de octubre de 2009

Días de Febrero


Para la persona que me esté mirando desde esa azotea. Sí, tú.

Te extraño, Días de Febrero, con tu locura premeditada y tu tiempo que no transcurre.

Veo tu cabello color sueño, y me enamoro de ti.
Me reconoces y me llevas de la mano al último grado, y tengo ganas de regalarte algo más que mi vida.
Pero en eso veo que estas vestida con el color de la realidad y me debo alejar de ti. Es que tengo miedo de volver a sentirme menos que tú.

Aprendí de tus 28 días a como despertarme en medio de una canción, a no creer en las estadísticas y a viajar por una calle con la idea de estar recorriendo el mundo. A que la noche es el mejor lugar para vivir...
Pero también aprendí a que los chocolates pueden saber a fresas, las fresas a lúcuma, y la lúcuma nunca a felicidad.

Cuento las horas para que regreses, y para que contigo vuelva a ser yo mismo..

Para que vuelvan las causas de mi sonrisa y las consecuencias de mi vesania queden borradas para siempre por la inexperiencia.

Para que el demiurgo alinee los cuerpos celestes y taciturnos y que me de abrigo en las rutas a alguno de esos países balcánicos.

Para que de un túnel oscuro nazca una puerta abierta, para que de un secreto nazca una lección y para que de tu aliento a manzanas nazca mi felicidad.

Pero en eso vuelvo a decaer. Y es que tu retorno no es más que una falsa esperanza, una esperanza al revés. Y es que en realidad no te extraño, solo extraño la sensación de estarte extrañando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario